Escribir una reseña sobre cualquier obra es obviamente una tarea que debe ser objetiva, pero a veces esto resulta difícil y en algunas ocasiones francamente imposible. Esto se debe a que la obra en cuestión ha resultado primordial para quien escribe estas palabras. Quizá trascendente en algunos casos o quizás porque marcó una época vital. Y éste es el punto que quisiera recalcar cuando leáis —si lo deseáis— las siguientes líneas.
Y es que la serie de animación del Dr. Slump (no el presente cómic) llegó por primera vez a las pantallas de la televisión pública catalana cuando un servidor tenía catorce años y claro, le marcó de por vida. Pensad en ello: Un adolescente que flipaba viendo a unos personajes estrambóticos, surrealistas, en clave de comedia, con ingredientes de ciencia ficción y sobre todo muy pasados de rosca. En la mente me vienen compañeros de clase de COU (años más tarde) botando por los pasillos mientras iban gritando: “Oyó, oyó”. Todo lo que representó el Dr. Slump para esa edad del pavo que tienes entre los 14 y los 48 años se queda para siempre. Y es que la enorme labor de doblaje que hicieron en TV3 todavía la tengo en la cabeza y cuando leo el cómic actual me es imposible sacarme esas voces que me guiaron durante la adolescencia.
Ahora, treinta y cinco años después de aquella primera emisión en catalán por televisión, por fin una editorial se ha decidido de publicar la edición definitiva en catalán (después de que saliera hace un tiempo en castellano, por tanto, tarde) y no me he podido resistir a comprarla para volver a reír con Sembei Norimaki, y a enamorarme de la señorita Yamabuki y ha envidiado el ademán chulesco de Taro o las gamberradas de Akane. Y claro, sonreír con la inocencia de Arale y Gachan.
Este primer volumen, obviamente nos abre las puertas a la fabulosa Villa del Pinguino, un pueblo aislado y repleto de personajes extraños pero entrañables. Sembei Norimaki (para mí el gran protagonista y de quién soy más fan) es un científico soltero que un día inventa un robot en forma de niña. La llama Arale y la hace pasar por su hermana pequeña. Sembei es un profesor brillante pero decididamente también es un pervertido entrañable que sueña con casarse con la profesora de la escuela, la señorita Yamabuki.
Arale peca de inocente utilizando un cuerpo que no conoce y con un sentido del ridículo inexistente. Junto con su inseparable Gachán (un ser antediluviano que come cualquier cosa menos neumáticos) y los amigos del instituto, Akane, Taro y Pisuke correrá mil y una aventuras por la Villa del Pingüino y por todos los lugares donde los inventos del profesor Norimaki los lleve.
Akira Toriyama, el consagrado autor de la serie empezó a dibujarla y guionizarla para la revista japonesa Shonen Jump en 1980. Se trata de aventuras cortas, poco más que unos gags unidos entre sí en torno a un tema de ámbito universal como la amistad, pero también a la simple aventura histriónica sin más intención que hacernos unas risas. Al principio, sobre todo están pensados para dar a conocer la personalidad de los personajes principales; Sembei Norimaki y Arale. Pero estos personajes sólo son la puerta de entrada a un mundo absurdo repleto de seres especiales que combinan la mitología japonesa con la cultura pop. Descubriremos cómo ambos mundos se fusionan de forma perfecta en un escenario donde todo vale. Tenemos desde monstruos mitológicos y populares (Godzilla es un referente constante por ejemplo) a personajes de la cultura popular de la época (como las parodias de Harry el Sucio o Superman sin ir más lejos o las referencias nada disimuladas en Star Wars, Star Trek y mil iconos más).
Toriyama crea un cocktail rocambolesco de personajes tiernos de los que no puedes deshacerte. Desde la obsesión enfermiza de Sembei por las chicas (y en especial por la señorita Yamabuki) hasta personajes tan secundarios como la pareja de policías a los que Arale destroza el coche cada vez que corre como una loca. La combinación de lo que parece una intencionalidad de otorgar al manga un carácter infantil se combina, sin embargo, con capítulos que parecen más bien para un público adulto.
No todos estos personajes los hallaremos en este primer volumen. Los iremos descubriendo en las aventuras posteriores pero he querido nombrarlos para que entendáis hasta qué punto la parodia creada por Akira Toriyama podía ser creativa y visceralmente divertida. Entiendo que la mayoría de vosotros habrá visto la serie de televisión e incluso algunos quizá opine que no hay para tanto pero vuelvo a decirlo: Esta no es una reseña donde la objetividad sea fiable al 100%. Sí que os puedo afirmar a ciencia cierta que he continuado riendo con las aventuras del Dr. Slump, aunque hayan pasado más de treinta y cinco años desde que asusté los ojos delante del televisor.
Más vale tarde que nunca. Nunca entenderé cómo se ha podido tardar tanto en traducir el manga al catalán (sabiendo que en su momento fue un éxito y de un autor que poco después triunfaba mundialmente con Dragon Ball), tampoco quiero preguntarme porque no se sacó la edición en catalán al mismo tiempo que la castellana hace seis años (las ha publicado la misma editorial)
Y aunque la presente edición definitiva vaya dirigida especialmente a los que tenemos cierta edad (ejem...) también puedo asegurar que mi hijo pequeño de doce años también ríe mientras lee las surrealistas aventuras de Arale y los suyos. Haceros un favor: ¡Leed al Dr. Slump en la lengua en que lo oíste por primera vez!
¡Oyo!
Eloi Puig
16/07/2022
|